Aguas Internas

Aguas Internas

lunes, 1 de agosto de 2011

PRIMERAS HORAS

Segundos antes de llegar, el pequeño teléfono que me acompañaba me solicita un cambio de horario, con la neurona dormida recordé que en el país tenemos unificada la hora de reloj, así por mas que estaba corrida hacia el este, no tenia que hacerle caso al aparato.
Lentamente el color del cielo iba cambiando, cada vez se mostraba mas claro, de Buenos Aires había salido con lluvia torrencial, la provincia de Corrientes me recibía despejada.
Las luces del micro se encendieron, era la señal de que el recorrido llegaba a su final, era el comienzo para vivir unas historias en esa tierra llena de nuevos conocimientos, un poco alejados de la ruidosa gran ciudad.
Era la segunda vez que pisaba tierras guaranies pero esta vez llegaba con más tiempo para descubrir algunos de sus vivaces movimientos, la historia dice que esta zona ampliada a sus hermanas provincias fueron, en otros tiempos, cunas de fuertes ideas de dar a luz una real nación federal. El presenta muestra que esas corrientes no lograron llegar al poder central, pero donde hubo fuego dicen que cenizas quedan asi que jamás dejemos de soñar que alguna nueva genaración pueda retomar esas ideas de una igualdad, una posible distribución menos desigual. Siempre pense que era porteña por error, y no existe un mejor lugar para dar mas vuelo a esta vida de Zurdita que en el litoral de esta maravillosa Argentina.
Volviendo a este arribo, fui una de las últimas en bajar del micro, con esa valijita con ruedas, mis abrigos y el paraguas en mano, en primer plano estaba ya resongando el Vampiro Correntino, ya que uno tras otro fueron llegando cinco micros de la misma empresa en que yo habia viajado, asi que no pudo dormir en su camioneta, como si fuera poco, le prengunta a los choferes de este ultimo vehiculo, y los ilustrados le dicen que ya habian bajado todos los pasajeros.
Pero, en ese instante aparecí por esa escalerita, no me habia perdido en el camino. Desde Buenos Aires habia pedido un desayuno, y con el me esperaban. En el lento despertar del invierno, fuimos recorriendo por primera vez las calles de esa ciudad fronteriza, hasta llegar a esa casa en pleno centro, de dos o tres pisos.
Un té caliente con leche, y un alfajor hicieron calmar el ruido del estómago. Doña Manuela, muy cordialmente me recibió con los brazos abiertos, aunque venia desde lejos a alterar la tranquilidad de su cálido hogar. Como si fuera poco le di pocas horas para digerir esa visita sorpresiva.
Luego del desayuno, ese amigo del alma que ahora tenía el honor de poder abrazarlo, me llevó hasta la habitación de huespedes, un departamentito con mesa y sillas, sofá, baño y principalmente una cama de plaza doble, donde imagine poder estirarme en las siguientes noches.
Luego de dejar mis pocas pertenencias con las que habia viajado, volvi a la planta baja, era día de amasado, asi que me confiaron un delantal y un palo para estirar a los futuros panes.
Huyendo del ruido del barrio de Palermo que en esos intantes era invadido por miles de visitantes, muchos vestidos de gauchos y con el mate latiendo bajo el brazo, tantos rubios de ojos verdes o celestes con boinas y alpargatas pasaban por día refrescando la vista, pero las bocinas y el aturdidor barullo estaban volviendo loca a mi pobre neurona. Por eso no tarde más que décimas de segundos en quedar hechizada en el maravilloso silencio libreño.
Esas primeras horas eran un encanto para los sentidos que solo buscaban tranquilidad... y la encontraron atravesando tres provincias, casi medio país.
Me habían alertado que estaba haciendo mucho frío, así que viaje con abrigo, pero ese primer día me recibió el sol, con sus rayos calientes, y admito, durante el día el querido Vampi se comió varias palabras de protesta, es que no me había llevado una sola remera, tenía lana y más lana, casi era un sauna andante.
Luego de terminar de hacer los panes, las pizzas, unas futuras tortas fritas, salimos a caminar, el primer contacto con esa plaza central, donde los arboles estaban frescos y verdes, con mucha vida, no apestados como a los que vivo acostumbrada.
Como suele ser tradicional, en una punta el Banco Nación, en la esquina contraria la comisaria, en el medio la intendencia, y cruzando una calle la iglesia, por suerte en la plaza ya se respiraba una vida de arte, unas columnas exponen artesanías llegadas de todos los rincones del mundo. Eso es algo que desde mi primer visita a esa provincia, me deja perpleja, como con murales, artesanías, y monumentos viven y respiran arte.
Mucha gracia me dio, cuando seguimos caminando y en una calle me dice "es la SIDE", lo mire y le conteste "justo a mi me venís a mostrar el edificio donde dicen trabajar con la inteligencia, ahora voy y me presento SOY LA ZURDITA" jajaja, admito que he viajado algo, pero nunca tuve un guia turístico que me lleve a conocer el servicio de INTELIGENCIA DEL ESTADO.
Nobleza obliga ya le prometí devolver semejante gentileza, cuando pise Buenos Aires lo voy a llevar a recorrer todas las comisarias, por eso somos almas amigas.
La verdad que ese edificio oscuro, de un color verde muy sucio, y en pleno centro si una lo mira la verdad es que de secreto no tiene nada, y menos con esa garita como suspendida a mitad de la pared, se muestra entre siniestro y ridículo.
Pero que acabas de escribir Zurdita, le dijiste al edificio siniestro, no puede ser, sería como yo, jajajajajaja. Pobrecitas esas paredes, las obligan a guardar profundos secretos, y mostrarse enteras y firmes ante cada una de las miradas que la cruzan día tras día. Que lindo destino ser una pared de un Servicio de Inteligencia, antes preferiria ser la fachada de mi vieja escuela centenaria, uh no, cierto el Estado la voltio, ya no existe mas.
Dejando de lado tanta filosofía arquitectónica, y volviendo a las calles de Paso de los Libres, con cada hora me prometían que el silencio en algún momento se cortaría, por suerte para mi, eso nunca paso, me sentía dichosa, no se escuchaba un bocinazo no de casualidad. Fuimos terminando el día, y llego la noche, volvimos a salir a caminar nuevamente por esa plaza, esas calles, el frío comenzo a transitar junto a cada paso. Encontramos una estación de servicio, lugar donde no importa la ciudad, siempre es un lugar para realizar una previa, y si lo admito, por unos minutos unas voces taladraron mi cerebro, dos chicas de lengua brasilera, solo hablaban a los gritos, se ve que las medias caladas las hacían tener que subir el termostato en voz alta. Unas cotorras amarillas mas que verdes jajajaja, y el Vampi encima me decia que yo habia pedido un poco de ruido, jamas habia echo eso, estaba completamente fascinada del silencio. Asi que no soporte mas de viente minutos, y preferi volver a esas calles frías.
Ya pasadas las dos de la mañana, volvimos a su casa, me despedí y subí a ese departamento en el techo, habian pasado años desde que habia tenido una cama doble para mi sola, pero no contaba con este fiel compañero que es el frío, así que la fantassía de dormir estirada, quedo en eso, me puse mas ropa encima, me tape con todo lo que encontre, y me acurruque hasta que el sol me enseñe el nuevo amanecer.
Ya habían pasado mis primeras horas... esperaba el segundo día para descubrir nuevas sorpresas. Ya que el primero habia sido largo, alegre, divertido, es mas hasta desde Buenos Aires me llegaban mensajes solicitando mi presencia, pero iban descubriendo que ni remotamente en esos días estaba cerca.
Casi nadie sabía de mi viaje... pero estaba relajada, tranquila, muy divertida.
Solo debía pasar las horas de la noche... sin congelarme. Como en el viaje, solo pensaba en esa cara que me gustaría que me acompañe, con esos ojos iba cayendo en los mas profundos sueños, era definitivamente el final de esas primeras horas, donde todo habia sido una gran sorpresa, con una entrevista radial incluida.
Por eso el cuerpo debia cargar nuevamente las pilas... asi que me dormi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario