Aguas Internas

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jueves, 4 de agosto de 2011

UN DIA DEL AMIGO... CORRETINO

Siempre prestando atención a las fechas, el segundo día se celebraba el Día del Amigo, y habíamos planeado ir de visita al Brasil, solo teníamos que cruzar un puente, la noche anterior habíamos anticipado el retiro de un pequeño formulario que debía completar.
Pero al despertar, y comprobar que no estaba congelada, simplemente sentía como la lluvia caía, era grandes gotas. Así que permanecí un rato más cubierta por las sábanas y frazadas.
Al pasar un par de horas, decidí pegar el salto, y realice una investigación para poder darme una ducha, que termino siendo mas que ligera, ya que el agua jamás salio caliente. Pero su función estaba realizada, ya no existía mas tierra porteña en mi cuerpo.
Volví a encimar medias, calzas, camisetas, y poleras, tome en mis manos el paraguas, elemento que admito lleve por primera vez en mi vida a un viaje, y sali de esa habitación, baje las escaleras, pase por la terraza, y entre en el primer piso de la casa. Continué descendiendo, y al llegar al living estaba mi amigo Vampi esperando.
Deje el paraguas mojado en el garage y me volvieron a agasajar con un nuevo desayuno, y como sopresa me había preparado un pequeño regalo, era 20 de Agosto, el Día del Amigo. Le agradecí con un abrazo, sabiendo que no había nada material que me haga sentir que era un día especial, lejos de mis hermanas del corazón, pero descubriendo a un amigo del alma.
Por supuesto que el cruce a Brasil no lo íbamos a hacer ese día, por eso luego de tomar ese té con leche caliente, le mostré algo que había viajado conmigo, un maso de cartas de Tarot muy particular, vinculado al zodiaco. Ninguna imagen es conocida, ni convensional.
Cierto es que a pesar de la distancia nos convertimos en consultores, uno del otro. El Vampi miro mis cartas, y luego me presento las suyas, que están bastantes viejitas. Siendo desconocidas para mi, no logre identificar las imágenes en las mayoría de esas pequeñas cartas.
Luego nos sentamos en la computadora y le realice su verdadera carta astral, ya que la hora que siempre me dijo no era la real, así que se transformo de potencial geminiano en posible libriano, siendo siempre un fuerte leonino.
En unos minutos ya estábamos nuevamente comiendo, esta vez era el turno del almuerzo, y me preparo un plato especial, siempre que hablamos me contaba que estaba preparando un "carretero", y eso era lo que quería probar.
Pero lo hizo de lujo, con verduras incluidas, igual yo sabía que no era el mismo que tantas noches me contó. Luego de alimentar el cuerpo, doña Manuela se fue a dormir la tradicional siesta, y con la lluvia el kiosco no tenía movimiento, así que el Vampi volvió a agarrar las cartas y me dijo "vamos a consultarlas". La diferencia estaba en que por primera vez yo tenía contacto con ellas, era la mano que haría el corte hacia la izquierda.
Sorprendido me mostró que otra vez tenía una traba para poder realizarme, en su momento me había dicho algo de un trabajo viejo, pero seguí sus consejos y lo había logrado superar. Admito que para mi computadora interna todos estos temas son raros, no puedo decir ni que creo ni que dejo de creer, pero por las dudas sigo el consejo de mi Vampiro Amigo.
Ahora estaba con un trabajito nuevo, seguimos buscando las respuestas guías en las propias cartas, y mi consejero gurú encontró el camino. Soló teníamos que comprar algunas cosas, ya me encontraba en el baile, así que no dude en seguirlo, sólo aclare que no tenía intención de hacerle nada a nadie. Muy serio me respondió que no todo lo que creemos en Buenos Aires es para lastimar, no era magia, sino una practica que él tampoco solía realizar, se llama Curanderismo.
Admito que siendo una porteña descreída, algo me hace no temer y por lo menos ver de que se trata, la lista parecía inofensiva, tres botellas de caña, una lata de cerveza, y tres paquetes de velas blancas.
Fuimos al super y compramos todo, al volver guardamos las cosas en una caja, y me llevo a preparar palomitas, o dicho en criollo pochoclo, llenamos una bolsa entera. También tenía que formar parte del ritual, el motivo era abrir mis caminos. A esta altura ya no importaba en lo que creía o no, sino en poder vivenciar algo totalmente diferente, eso es parte de mi cambio interior
Haberme levantado una mañana, y realizar un viaje imprevisto, compartir momentos con personas desconocidas pero que tengo cierto vinculo, nadie me dice lo que tengo que hacer, en todo momento decido. Y estar a horas de participar de algo nuevo, como ser un ritual, le estaba dando un plus a mi loco viaje.
Solo me volví receptiva para recibir una ayuda que este ser sin ninguna obligación me estaba dando, y tampoco pedía nada a cambio, es nuestro dar y recibir desde una amistad, la cual trasciende distancias, ya que nueve horas de viaje nos separa. Ese día del amigo, lo pasamos intercambiando nuestros conocimientos no tradicionales, por eso antes de que termine el día, con el termo listo, nos fuimos a la costanera a tomar unos buenos amargos. La noche no estaba del todo despejada, pero si ya no llovía, pero lo cierto que ahora si se sentía muy bien el frío. En movimiento tuve que aprender a cebar sin que rebalse el mate, ni terminar quemada. Por suerte las calles no tienen ni parecido vinculo con los baches porteños, así que con tiempo veía alguna loma de burro y le daba tiempo para pasarla. Parece como que el tiempo pasara distinto, no existe el apuro, el caminar sin mirar, aunque admito que ninguno de los dos nos caracterizamos por cruzar las calles como debería corresponder, increíble fue que nada nos haya levantado por el aire.
Era el segundo día que estaba llegando a su fin,  no sin antes tener partido de futbol, y ahi no podia presentar queja, estaba en casa ajena, pero igualmente Argentina perdio y quedo fuera.
Ademas de un día espiritual, había sido muy literario, ya que por la lluvia y la pocas posibilidades de salir me habia incluido como jurado del concurso que todos los años el Círculo de Escritores del Mercosur realiza y publica una Antología, el Vampi es el presidente, así que me sente y comencé a leer decenas de historias, poemas que los niños de las escuelas de la zona habían escrito.
Otra vez un día surtido, intenso pero a la vez relajado, donde las historias de contrabando hacían eco, como la del hombre que cruzo el río con tres caballos de carrera para venderlos en nuestras tierras, veinticinco mil dólares cada uno, pero el genio no conto con los pozos que los areneros dejan en el lecho, y uno de sus productos cayo y casi se ahoga, con lo cual tuvo que pedir ayuda y prefectura lo detuvo... no quiero saber que paso con los caballos, asi que no pregunté. Tal vez en otro viaje.
Todas esas historias contadas sitiendo el fresco aire del río Uruguay que acariciaba mi cara, la mirada atenta a la orilla vecina que se mostraba verde y llamativa, sabiendo que del otro lado ya no era mas la Argentina. Esos edificios que a lo lejos mostraban la presencia de la ciudad brasilera de Uruguayana, aquella que el clima ese día no me habia dejado ir a conocer. Y donde el viejo chino lector de monedas de colores vive, a quien desde hace meses sueño con conocer, ya que sin tenerme en frente me llamo loro parlanchin, se merece que viaje hasta allá para poder conocerlo.
Pero ya estaba al tanto de que en estos días no lo lograría visitar, ya que por el frío se lo habian llevado de su casa, así que no bajo los brazos y volvere todas las veces que sean necesarias, y si tengo que cambiar de ciudad lo hare, él tambíen dijo que era puro movimiento, y no desacerto en nada.
Por algo suceden las cosas... y todo lleva su tiempo.
Este era el día dos en Paso de los Libres la mitad del tiempo de este primer viaje, pero algo dentro sabe que voy a volver... y no creo que una sola vez.

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