Aguas Internas

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jueves, 12 de marzo de 2009

LA BELLA DURMIENTE

Hace unos días, cuando desperté, desde que abrí los ojos, no sentí que era una mañana más, lo primero que vino a mi cabeza fue una necesidad de pintar algo en negro, pero tenía que ser un negro fuerte, no un simple lápiz confundible con gris.
Así que me levante, y agarre el crayón que estaba fuera del estuche, totalmente convencida que era negro, pero cuando lo deslice por la hoja, ¡oh, sorpresa!, no era negro sino violeta. Además, de ser especial, ya que recién eran las siete de la mañana más o menos, evidentemente me cuesta ver los colores, y distinguirlos en un principio. Mejor digo que estaba dormida y listo, una sesión menos de terapia, jaja. Igual reconozco, que en la blanca hoja no me quedó otra que ver que mi negro era de otro color.
Pero, como soy cabezona, me volví a levantar de la cama, y fui en busca del verdadero color oscuro, así fue que abrí el estuche, y esta vez no falle. Me estaba esperando junto a otros compañeros.
No son momentos fáciles, pero tampoco horribles. Son solo eso, momentos, lecciones, la vida misma. Mi vida. Porque siempre escribo, hablo y dibujo desde mi.
Por algo suceden las cosas, no creo en la casualidad, pero si en las causas. Desde hace unas semanas, luego de haber recordado algunas anécdotas de mi infancia vinculadas a ciertos viejos amigos, y mediante la tecnología, me reencontré primero con el Hincha de Racing y luego con el Gallina. Hacia veinte años que no sabia nada de ellos. ¡Qué alegría! De esa etapa vienen mis mejores recuerdos, y tenía que ser, justo, en este momento de revisionismo en el que me encuentro. Evidentemente debía volver de alguna manera hasta el principio.
Como si fuera poco una amiga actual, me envía un link para que haga un divertido test en el cual prometen decirme que Princesa de cuentos infantiles se asocia a mi personalidad. Con mucha gracia, y cierta curiosidad, respondí cada pregunta.
En la respuesta me sale Princesa Aurora, ¿cuál será? No la recuerdo, pero como puede ser, si yo leí todos esos famosísimos cuentos infantiles.
Así, que ni lerda ni perezosa, pero si muy curiosa, puse en el buscador Princesa Aurora, y delante de mis ojos apareció la archifamosa Bella Durmiente. No lo pude evitar, y releí nuevamente el cuento completo. Fue muy loco, y revelador.
Con el personaje que siempre me había identificado, era Mafalda, salvo por su rechazo a la sopa, esa era la figura que me atrajo desde que tengo memoria.
Si alguien me pregunta sobre algún cuento infantil, apuesto que "La Bella Durmiente" ni se asoma en mi cabeza dentro de los tres primeros recuerdos. ¿Por qué debería identificarme con ella?
Ahora tengo en mis manos la versión de los hermanos Grimm, y descubro que al cuento lo titulan "La Bella Durmiente del Bosque", y el nombre de la princesa es Rosa Silvestre.
Sin perder un segundo, salta a mi cabeza como inicie la investigación que me trajo hasta acá, fue simple, pero no sencilla. Final de una sesión de terapia normal hasta ese momento, el de la pregunta fatal, "¿Qué es ser Mujer?", "Definí Mujer con tus palabras" me dijo, "-No puedo", silencio total. Como podía ser si soy Mujer y nací de otra Mujer. Así fue que inicie mi propio camino, mi investigación loca para responder esa vital pregunta.

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