Aguas Internas

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lunes, 13 de septiembre de 2010

NOCHE CIEGA

Noche ciega, sus gotas son la guía en la oscuridad cerrada, dan un significado al momento, ese espacio que es el ahora.


La falta eléctrica ayuda a imaginar la procedencia de cada sonido, desde afuera hacia dentro. La ciudad no duerme, todavía da señales de su vida nocturna, solo lo hace en una profunda oscuridad, natural, sin esa presencia de la guardiana de sueños, sin su luz blanca capaz de entrar por la ventana.

Noche de lluvia, en soledad, llena de perdidas compañías. Un golpe de viento abre la ventana, y como un rayo, entró en una habitación. Su traje lo mostraba inconfundible, era un alma volátil, un ser procedente del inframundo.

Sus alas negras estaban mojadas, el rostro dejaba mostrar el cansancio que traía, y su destino era encontrarse con esta alma curiosa, que sin temor no dudo en mirarlo, estudiando el lamentable estado del visitante que, en la habitación, había entrado.

Era la primera vez que un vampiro entraba y se presentaba ante su mirada. Lentamente, ella se acercó y le secó cada gota que brillaba, lo notó sediento, pero sabía el significado de brindarle una ayuda a esta alma viajera, y no estaba convencida de entregar su sangre para que el vampiro se recuperara y continuara su recorrido.

Casi con su última expresión de fuerza, el vampiro que, con cada exhalación iba resignado cualquier intensión de ataque, solo podía mirar hacia esos ojos que lo contemplaban, y bajando levemente su cabeza en señal de agradecimiento por esas suaves caricias que iban secando, una a una, esas gotas de lluvia que traía, solo pudo desmontar sus alas antes de caer rendido a los pies del alma que lo miraba.

Ella, como pudo, lo traslado arrastrando, y lo recostó en su cama. Al tenerlo tan cerca, y verlo sin fuerzas, una sensación de ternura se apodero, pero no estaba dispuesta a entregar su sangre, así que con su saliva solo trato de humedecer los labios del alma oscura que tenía casi entre sus brazos.

Al ver que no reaccionaba, tomo una decisión, hizo un tajo en uno de sus brazos, y dejo fluir un pequeño río de sangre. Ese fluido lo hizo poder abrir los ojos… y con una tierna sonrisa, le dio las gracias, la abrazo, y uno junto al otro se quedaron en silencio, sintiendo la lluvia caer, en esa noche cerrada.

1 comentario:

  1. Bonito ejemplo de lo que puede llegar a conseguir en dos cuerpos, una noche de entrega... ¿Quien no ha sido vampiro alguna vez?

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