Aguas Internas

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miércoles, 25 de agosto de 2010

ACTITUD

Que palabra, a mi me gusta, pero a otros los enoja, ¿por qué será? no sabrán lo que es tener actitud, vivir con actitud, sentir con profunda actitud.
Pero tal vez, no debe ser que no sepan, sino que, tal vez, teman semejante responsabilidad. Quizás desconozcan que es parte de un trabajo, un esfuerzo propio, y en el mundo que vivimos estamos acostumbrados a que las cosas sean fáciles, sueños de magia.
En esta sala de confesiones debo decir que trabajar con la actitud de una no es tarea sencilla ni completamente agradable. Pero si esencial para la maduración consciente de una misma, para poder encontrar ese lugar en el mundo que tanto anhelamos.
Solo pasaron unos meses, desde que se presento un gran movimiento interno, esos que desestabilizan la estantería por completo. El miedo hacia lo nuevo era muy grande, no sabia hacia donde me dirigía, pero si algo me sostenía era mi actitud, que se complemento con una enorme paciencia.
No era momento para pensar más allá del día, pero no en forma negativa lo sentía. Era algo fuerte, nuevo, como un volver a empezar. Sin dejar que todo sucediera, puse mucha actitud, y respetando cada momento, cuando las lágrimas debían salir, las dejaba en libertad, hubo momentos en que tenía que convivir con un miedo hacia la nada, no tenía forma reconocible.
Solo sabía, que de golpe el corazón parecía salir corriendo, y que me sentía mal estando fuera como dentro de mi casa, y la idea de quedarme sola, me daba palpitaciones.
Pero, no me deje vencer por ese momento, me aleje de lo conocido, y espere que llegara mi regreso. Cada día, como una niña, daba un pequeño paso, era caminar casi por primera vez. Una vuelta a la manzana con mi compañera fiel; acompañar a realizar sus tareas a los demás integrantes de la familia, por momentos tenía que volver rápidamente, era algo que no podía parar.
Sin darme cuenta comencé a hablar con personas desconocidas, y algunas me contaban sus experiencias sobre el mismo diagnóstico, todos compartían un rasgo en común el tiempo, fueron años de sufrir estos movimientos.
En mi experiencia solo puedo contar meses, acá estoy nuevamente entendiendo la vivencia desde el lado de la actitud. Palabra tan usada, pero creo que poco llevada a la práctica, desde su pureza sentimental.
Y aunque la dureza de sentir el corazón apuñalado, logré aprender que la vida es un despertar continuo, es una actitud sentida y aplicada, es un caminar paso a paso, día a día, con el mayor de los respetos que de corazón nos debemos.
No es algo fácil, tampoco un imposible, es ser alumna de la propia naturaleza, esa que nos va a acompañar hasta el final de nuestros días.
ACTITUD.... NO SOBERBIA.-

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