Aguas Internas

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lunes, 7 de septiembre de 2009

EN SILENCIO

Cruces de miradas, una flecha los atraviesa a estos solitarios corazones andantes.
Él, un guapo caballero, a simple vista no logra pasar los treinta años, eso es lo que aparenta.
Ella jovial y fresca, nadie le asigna su verdadera edad.
Pero, el destino hizo que sus caminos se cruzaran, aunque un abismo de silencio los separó. Tal vez exista algún puente para poder encontrarse, y a la vista lo que se ve es una pequeña llamita, esa atracción que sienten desde sus miradas.
Las noches en soledad los encuentra, sin saberlo, él la besa y la acaricia, la desea con fogosa pasión.
Ella sueña con esos ojos oscuros, imagina su cuerpo y vibra con su calor.
Se aman en silencio, son fantasía y realidad, los une un caudaloso río de lágrimas, y sus corazones rotos. Sus miradas se elevan, y la luna los observa.
Los dos se preguntan, ¿dónde estarás? ¿por qué no es junto a mí? El silencio es respuesta.
Ella acostada lo desnuda en su mente, siente como sus latidos aumentan al poder imaginar recorrer su cuerpo. Siente el roce de la piel, está completamente entregada a su imaginación.
Él respira entrecortado fantaseando con esos senos de tamaño naturalmente perfectos, en total armonía con su cuerpo.
Sus pieles radiantes emiten el inconfundible aroma sexual. Él se siente erecto, ella se encuentra bañada con su humedad.
Sin saberlo ambos alcanzan sus orgasmos coincidiendo en el tiempo.
Él dice dentro de su soledad, "¡Hay mi amor! ¿dónde estas?" Ella responde en su interior, "Acá, esperándote, mi vida". Al abrir sus ojos, siempre solos, se encuentran cada uno con su cuerpo.
El día los volverá a cruzar, nuevamente en silencio, sus miradas lo dicen todo.
Todavía no logran romper la barrera que les impide amarse en la realidad. Con el tiempo lo lograran ya que el amor es de verdad, perdura en el tiempo.

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