Aguas Internas

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jueves, 29 de septiembre de 2011

ENTRE PIZZA Y EMPANADAS

No todo son letras, no todo son alimentos para el alma, tambien hay lugar para los cuerpos. De repente esas mesas y sillas que servian para que los visitantes disfurtaran de nuestros hijos literarios, una detrás de otra iban formando un largo puente que nos encontraba a todos reunidos alrededor.
Eran los espacios donde nuestros cuerpos sin piedad, sin pensar en dietas, menos en la llegada de otro verano, todos sin distincion dabamos rienda suelta a las mandíbulas, mezclando grandes de muzzarella con empanadas rellenas de carne, tambien con jamon y queso, era el momento de que se vacien cervezas y gaseosas, el ritual comenzaba con un profundo silencio, ya con los mordiscos avanzados, el cotorrerio abria sus alas, las risas comenzaban a ir ocupando el escenario.
Para el último mediodía compartido con todos nos salimos de la rutina, en realidad nos llevamos las pizzas, empanadas, sanwiches de milanesa, sumado el novedoso tostado, a un parque maravilloso, con vista al gran Paraná. Fue un pic nic especial, aunque admito haber sentido la casi animal intensión de atacar a los muchachos de una parrilla que estaban al lado. Para llegar al baño habia que pasar bien cerca, no se como no mordí esas carnes asándose en las brasas, pero la diplomacia me vencio, y continue con nuestro menú literario.
Para el momento de retirarnos, llegaron los bomberos, eran los que venian a arreglar una imprudencia estúpida, algún buen fumador tuvo la brillante idea de tirar su cigarrillo encendido barranca abajo, y se inicio un pequeño incendio que no duro mas que unos minutos. ¿Qué puede tener en la cabeza ese humo humano? Nada, solo adicción, y una alta dosis de "humanismo".
Pero era algo extra para la suma larga de anecdotas, y ver a esos hombres con la manguera larga, y el chorro potente, apagando ese pequeño fuego.
En mi papel de turista, no podía menos que documentar esas imágenes, es mas mi amigo reclamaba para que comenzara a caminar así dabamos inicio al paseo digestivo de esos días.
Eramos un quinteto que comenzamos a recorrer las calles hasta llegar a la plaza central, como tantas otras veces insistimos en reconocer ese santo con la espada y la biblia que desde lo alto de la iglesia no hubo día que no nos preguntemos quien era. Igualmente no fue mucho el tiempo que dedicamos, y continuamos los pasos hasta la heladería, el postre necesario para esa soleada tarde.
Unos buenos cucuruchos, menos el Vampi que es diabético, el resto le dimos al azúcar sin dudar. Mientras el Vampi y Conejito charlaban animadamente, los artístas plásticos y yo nos dedicamos a los respectivos cucuruchos, sin escuchar una palabra pero si viendo esas picaras caras. Con cierta ironía terminamos nuestros helados y casi nos retiramos, pero el grupo continuo junto. Aunque las palabras cada vez eran más picantes, y juguetonas.
Por unos instantes me separe, ya que en el regreso al hotel entre en la escuela donde funcionabamos como Feria, algo tenia que buscar, y justo se me ocurrio preguntar a quienes estaban si por casualidad habian encontrado un cuaderno, es que Conejito había perdido el material para la presentación de un libro. Oh, que ocurrencia, se lo encontre dentro de la escuela.
Les hice señas y me esperaron en un descampado, cuando los alcance no pude con mi modestia porteña, igual era pura ironia "¿que sería del interior... sin la capital presente?", la respuesta la siento mia, serían una verdadera República, sobre todo las rebeldes provincias del Litoral. Pero la historia hizo que todos seamos parte de esta Argentina.
Volviendo al viaje, esa noche era el cierre de la Feria, todo un acontecimiento, entrega de certificados con la presencia de la intendenta. Cada uno expreso sus palabras de agradecimiento, y un reclamo que intui muy ligado a los sentimientos por la falta de respuesta de un funcionario. Ni mas ni menos que el encargado de la Cultura de la Ciudad.
En lo que a mi respecta, la verdad me daba exactamente igual, estaba feliz de ser parte de ese encuentro, y como no suelo vivir pensando quien tiene un cargo y quien no, y de los funcionarios no suelo esperar nada, mucho menos siendo parte de la gran selva de cemento donde ni siquiera son vistos como vecinos. Pero en un lugar mas familiar, donde casi todos se conocen, y hasta en el diario vivir comparten pasados en conjunto, entiendo ese sentimiento de dolor que fueron expresando cada uno. Y con el mayor de los respetos, adheri.
Cuando la última persona ajena a la Feria se retiro, volvimos a nuestra mesa larga y diaria, a esas ultimas pizzas y empanadas, ahora teniamos algunas hamburguesas de premio, igual no importaba nada, todos seguiamos con el mismo entusiasmo del primer día, cada cara era muestra de una hermosa sonrisa...
Hasta acá llego... esa última cena será parte de una proxima entrega... =)

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