FUEGO INTERIOR

Con el sagrado valor del tiempo, cada logro es una expresión de la vida, desde el contacto con la semilla hasta la admiración del propio fruto maduro.
Cada instante nos manifestamos, nos vamos creando a diario. Nuestro cuerpo es el maravilloso vehículo que la vida nos prestó, somos ese fuego ardiente y activo, el agua que fluye y nutre, el aire libre y oxigenante, esa amada tierra que sostiene y concreta.
Cada uno es un mágico y completo universo, donde nos complementamos con el ser que late a nuestro lado.
Desde el cielo llegan sutiles influencias, que por apresuradas muchas veces no las tenemos en cuenta. Pero con ver a la Madre Naturaleza podemos intentar entender la frase "COMO ES ARRIBA ES ABAJO... COMO ES ADENTRO ES AFUERA".
Todas somos parte de una manifestación mayor, que nos contiene, fortalece, equilibra, permite que viajemos atraves de los tiempos y comprendamos a ese fuego sagrado que vive en nuestro interior.
Al elevar los ojos observamos grandes moles de cemento, un cielo por momentos teñido de gris, y en otros de celeste sucio; esas manchas blancas parecen tener movimiento, es como si se disolvieran o cambiaran de formas, es la meteorología de la vista, lo que el Sol nos ilumina y el efecto día con cada rayo abriga.
La maravillosa Madre Naturaleza, permite la visita de la inspiradora y escurridiza Luna, esa amante que aparece en algún momento del día. Ella simplemente se asoma, y en silencio. casin oculta, observa a su amado Rey, el inquebrantable centro de nuestro universo.
Sol protector y guerrero, fuente de luz y calor, agraciado fuego externo. Tus rayos al igual que las flechas hieren y purifican, sos la ley y el orden, la poderosa conciencia que nos despierta cada día.
Nos identificas con lo más sagrado, esa mágia interior que es guardiana de nuestras cosechas, y conexión sublime con nuestro cuerpo.
Todas poseemos nuestro Sol interior, ese fuego profundo que promueve toda creación.
El poder observarnos es el camino de la evolución, no todo es luz, no todo es sombra, al integrar logramos conocernos y comprender que llegado el momento debemos cortar y soltar lo que, para nuestra existencia en esta vida, cumplió su ciclo.
Todo llega a su fin, y va más allá del dolor.
Atraves del universo, nuestro fuego interior nos acompañará en el renacer de cada día.