Aguas Internas

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jueves, 13 de enero de 2011

CORAZON

Hay instantes que dejan una huella en el camino, al salir de la sesión de terapia a los pocos días de mi cumpleaños, el cielo mostraba los rastros de las nubes negras que me acompañaron mientras los minutos se fueron consumiendo en horas.
Cuando salgo del edificio, el cuerpo se detuvo ante la imagen poderosa del arco iris que se presento delante mio. Mostraba su recorrido con claridad, principalmente el nacimiento, hasta que se iba diluyendo en ese semi circulo ubicado por encima de esta jungla de cemento.
El color azulado era bien definido, y también se veía un verde, un naranja y un amarillo, luego de unos instantes detenida en el tiempo, volví a tomar conciencia de mi posición en la vereda, no sin sentir cierta bronca por no haber salido con la cámara de fotos en la mochila, y al girar hacia la avenida, el cielo mostraba otra cara, no mas arco iris, ni nubes negras, más bien era un color naranja potente.
Es una maravilla, poder ver tantos matices en un solo pedazo de cielo, y con la simple condición de cambiar el lado de la mirada, es como si la posibilidad de ver y disfrutar de una imagen dependiera donde nos encontremos parados.
Nadie nos comento que fuera una travesía divertida, donde solo se disfrute y goce. Pero cada uno con el paso del tiempo va intentado descubrir sus propios misterios. Esos que tal vez se guarden en ese tesoro que la leyenda dice que existe en el arco iris.
Me han dicho que ese día tenía la mirada distinta, que dejaba ver como si algo se hubiera calzado justo en mi, es que no podía ser de otra manera ya que esa fuente de energía que me protege, nutre y acompaña estaba representada de manera tan clara.
Parte de mi por momentos disfrutaría de ser invisible, pero con la experiencia vivida se que es algo imposible, cuanto mas intento pasar desapercibida, mas luz irradio y como un imán atraigo a otras personas. Es algo que me supera, queda fuera de mi posible control, de ese fuerte rasgo de autoridad que todo lo puede, esa fortaleza que hace creer que en soledad y siendo autosuficente se llega a cumplir con sus metas.
Pero, algo ya no era igual, y ese cambio en mis ojos lo decía, ya estaba en camino de poder comprender que esa guerrera que me integra debe tener un poco de calma y dejar que el mundo se acerque, que vale la pena poder mostrarme, dejarme conocer, y con mucho cariño me lo hicieron ver con claridad.
Se que el universo me ayuda, ya que me reconozco como una ínfima parte dentro de él, pero como cada ser único e irrepetible que somos, todos formamos parte de algo mas grande sin dimensiones conocidas por nuestra pequeña conciencia. Es parte de una mirada nueva, que viaja mas allá de los ojos, y se centra en el corazón.
Desde ahora esta nueva guerrera, mira, observa cada situación con una mirada nueva, mas profunda y sincera con ella misma, asumiendo el espacio que con esfuerzo decidí compartir, más allá de situaciones que me han distraido y llevado por momentos que forman parte de una valiosa experiencia, ya que entendí que la vida es puro aprendizaje.
Solo reconociendo nuestras partes, podemos integrarlas, asimilarlas y superarlas realizando una transformación, aquello que en algún momento nos hizo daño, gracias a este nuevo conocer, podemos darles otro tipo de trato, y no dejarnos someter ante el avance despiadado de nuestra parte que nos integra de manera inconsciente y que nos lastima. Es una forma de liberarnos, soltar ciertas ataduras, pero para eso tenemos que realizar cierto cambio de mando, y trasladar de lo mas oscuro de nosotros mismos a un espacio mas reconocible esas formas que nos pertenecen pero que no nos gustan. Solo así, no quedamos a sus caprichos, y sí podemos recrearlas para que sean parte de un crecimiento, de esa evolución personal que con trabajo intentamos alcanzar.
En lo personal, creo que lo mas interesante es aprender a compartir mis sentimientos, así es como voy con este loco caballito que es mi corazón agudizando nuestras vibraciones. Abriendo nuevos caminos, buscando renovados horizontes, reconociendo y quitando el polvo a el GRAN TESORO, ese que se puede encontrar al final de un arco iris, detrás de nuestros sueños y deseos.
Eso es parte de un  nuevo corazón... abierto.

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