Aguas Internas

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miércoles, 1 de septiembre de 2010

SALIDA... (terminación)

Todas ya estábamos encendidas, no se cuantas mujeres espectadoras eramos, pero nada importaba, parecíamos una enorme masa que, sedientas de sabores, pedíamos a gritos esos sudores.
Entró en escena el piloto, esa fantasía que nos permitía volar; era el comienzo, y el plato estaba llegando a la mesa. Ese traje azul, ajustado a su silueta, nos hacía delirar sin inhibirnos, solo queríamos hacerle volar la gorra. Los compáses avanzaban, su cuerpo hacía los movimientos perfectos, y lentamente desnudaba cada centímetro de su escultural cuerpo.
Y el artístico desnudo fue total. Interesantes dimensiones se nos presentaba a tan pocos centímetros. Un placer para nuestros instintos mas primitivos, que como leonas nos mostrábamos felinamente incentivadas.
Hay que admitir que un show a parte era la persona, que se encargaba de las presentaciones, esa animación ideal para complementar el espectáculo. Era una figura de apariencia femenina, pero masculinamente zagas y cómplice de toda la escena, era el ser desbocado ideal para cada intervalo, se llevaba nuestros más intensos aplausos. 
En nuestra mesa, seguía corriendo la cerveza y el gancia batido, muestra de la poca cultura alcoholica que las dos teniamos; la noche era nuestra, esa había sido la consigna de salida.
Siguieron desfilando entre nosotras, bailarines caribeños,  por supuesto, no faltó el ginecólogo, el príncipe azul, marineros, y todo personaje de cualquier fantasía femenina.
Pero lo majestuoso llego de la mano de una muestra de preparación, si, esa cara que ya había pasado por el escenario se nos presentaba desnuda, envuelta en una toalla, ibamos a preseciar un momento de sublime excitacion. Era el caballero, morocho, que se iba a preparar para nuestra cita perfecta. La escena estaba encendida, y en especial nosotras aullabamos como lobas instintivas.
Con sonrisa perspicaz, nos deleitaba, haciendonos desear pegar el salto y participar de ese baño de ensueño. Quitó esa tela, y su cuerpo descubrio, como si fueramos un espejo se lleno de espuma la cara, y se afeito.
Llegó el momento mas esperado, y cual rey de la selva encendió la ducha, y dio el paso mas deseado, comenzó a enjabonarse, a bañarse delante nuestro. Solo la platea ardia, pero no llegaba el agua para tanto fuego encendido. Era completamente luminoso, ardiente, el momento soñado.
Con el poder en su mano, marcado por esa sonrisa entre picara y juguetona, seco su monumento corporal, y comenzó a vestirlo. Nuestros gritos aumentaban con cada suspiro.
Con el perfume en su cuello, y una rosa en su mano, se sentó a esperarnos... era la preparación de una cita ideal.
Cuando ya no nos quedaba voz para pedir agua, el espectáculo llegó a su fin, nosotras enloquecidas... ellos poderosos y agradecidos. La compañera de los intervalos una gran maestra.
Y esa amiga y yo, luego de once años sin vernos, jamás olvidaremos nuestro reencuentro. Dos amigas que se juntaron y con ese motivo, salieron a disfrutar de una noche encendida, y de la cual nuestros recuerdos solo sabran la verdad...

1 comentario:

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