Aguas Internas

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sábado, 13 de junio de 2009

MOMENTOS

Espacio corto de tiempo, una situación concreta, el presente, dicen que es algo a disfrutar.
Pero, cómo se hace cuando ese momento produce confusión, genera dudas, hasta ansiedad.
Este estado, la ansiedad, esa inquietud, esos nervios que por momento tienen vida propia, porque no todo pasa por la conciencia, nuestra parte inconsciente generalmente hace de las suyas, por supuesto sin preguntar ni pedir permiso.
Todo esto genera un sentir de angustia, ¿cómo se puede disfrutar todo esto? Solo se debe pasar, dejar que el tiempo haga una tarea naturalmente propia. Pero, sentarse a esperar no es nada fácil, cómo se puede colaborar y ayudar, ¿hay manera de adelantar los relojes?. La verdad que no, pero buscar alguna distracción puede ser una opción. Sentarse a escribir sobre el momento, también puede ayudar.
Otra buena manera de ayudarse, y disfrutar los momentos menos alegres, puede ser inyectarse de altas dosis musicales, que acompañen o compensen, según lo que una misma elija, hoy prefiero el acompañamiento. Un poco de sensibilidad de vez en cuando no esta mal, además porque saltar los bajones, también tienen un lado lindo, por el momento alejado del horizonte, pero se que mañana sale el sol de nuevo.
Y el que ríe último, ¿ríe mejor? ¡ay!, cierto, nunca perder el humor. Pero tampoco, derrochar alegría a diestra y siniestra. Creo que es muy importante, ver que momento es el de cada una, y respetarlo, cuando hay problemas de salud en el entorno cercano, aunque busquemos alguna manera de tomar distancia, uno es sensible y algo llega.
Cuando comienza la cuenta regresiva, para el comienzo de un tratamiento invasivo del cuerpo de alguien querido, es difícil no sentirse afectado.
Por eso, el transito del propio momento, exige la reflexión de las distintas posibilidades que producen el estado.
Tranquilidad, distracción, diversión, en momentos de utilización de la palabra cáncer, no es de fácil aplicación. No voy a poner mi cuerpo, pero tampoco, puedo saltar en una pata.
Igual la mezcla de agradables momentos propios, sirven para compensar, no se puede cerrar una totalmente a las cosas muy lindas que también tiene la vida.
La enfermedad de una madre es algo duro para muchos, pero para su única hija mujer, tiene un plus extra, no victimizar, pero acompañar en lo que se pueda y hasta donde se pueda. Esto claro que produce angustia y todo tipo de sentimientos pocos gratos para disfrutar. Pero si, lo se, para aprender.
Uno no esta solo en momentos así, pero el entorno cercano sufre con características propias, sus propios momentos, y los pasa también de la manera que puede.
Mis amigas me dicen "no te veo bien", "donde esta la personita alegre que siempre entrega optimismo", me preguntan "¿por donde andas?"
Es más, fue mucho más fácil para todas, responder y justificar el mal momento por la vivencia de una aventura sexual. Mi primera cañita la aire. Honestamente, primero no soy adivina y no tengo la menor idea de donde deriva un momento de esas características, pero si tengo en claro que me divertí mucho y si hoy no me causa la misma sensasión, algo quiere decir y la decisión final es mía.
Eso es parte de ser adulta. Saber reconocer los finales de los momentos, todo cumple un ciclo, algo termina, otra cosa comienza. Es la rueda de la vida, el verdadero camino del héroe o de la heroína.
Descubrir, y reconocer los propios momentos de desahogo es muy saludable. Es necesario para la búsqueda del desarrollo personal. Fácil es evadirse, difícil es enfrentar pero sin victimizar. Cada cosa tiene su costo, saberlo de ante mano es vivencia, madurez.
Ser víctima de uno mismo, es uno de los peores caminos, y hasta que algo no explota no somos capaces de darnos cuenta. Cuando uno se da cuenta que, muchas veces, se convierte en su peor enemigo, ya sea por acción o por omisión, recién ahí puede hacer algo, pero no es fácil y no todos estamos con ganas de enfrentar semejante batalla.
Eso aunque duela, se debe respetar. Lo que uno no hace por uno mismo nadie más lo puede hacer, es real que algunas veces no pasa por querer sino por poder. No todos pueden enfretarse a sí mismos.
Encontrarse con las lágrimas internas, las heridas en el alma, el trabajo consigo mismo, mirándose en el propio espejo, con honestidad y compromiso, requiere mucha fuerza, perseverancia y sobre todo paciencia.
Y en la vida moderna no sobra el tiempo, para sentarse y reflexionar, pensar, abrir puertas y ver que se encuentra, seleccionar lo que sirve y archivar lo que ya no tiene sentido.
Memoria y rencor no son lo mismo, uno aporta, el otro abre heridas.
Las personas ¿saben la diferencia? Podran vivirlas, tal vez. Sino siempre se esta a tiempo de aprender.

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