AURORA

El espacio era libre, enorme, permitía a la bella Aurora cabalgar en libertad. El viento movía sus negros cabellos largos, mientras ella y su corsel jugaban, la confianza entre ellos era total, al igual que la entrega, hasta el punto que Aurora cabalgaba parada sobre el firme lomo de su amigo.
Pero no todo es eterno, así que volvió a los ensayos en el teatro, su otra realidad en la que vivía. La esperaban la sala vacía y el escenario, en el cual con la misma frescura que en el mundo exterior, comenzó su repertorio, la coreografía de sus movimientos eran perfectos. Velocidad, saltos y giros, todo en armonía.
Junto al compás indicado, entra Pedro en escena, la besa y le acaricia el rostro, bailando se van transformando hasta que la bella Aurora toma forma de serpiente, y deslizándose une su cuerpo y el de su compañero hasta formar un círculo perfecto.
Esta forma circular rueda sobre el escenario vacío. Una sensación de tranquilidad acompaña este final.
Será cuestión de circular.