Aguas Internas

Aguas Internas

viernes, 30 de enero de 2009

LOS BAJONES TAMBIEN SE DISFRUTAN

¡Qué sesión de honestidad interna! Bueno ya no tan interna, mi estado brotaba por cada poro del cuerpo. No podía evitar que saliera a la luz, que se materializara, que se hiciera carne, mi carne. Mi cuerpo, mi vida. Qué bajón se apoderó de mí.
Como siempre camine, y con cada cuadra que acortaba la distancia con el lugar del encuentro, un sentimiento de angustia se fue apoderando de mí. Los latidos fueron aumentando su intensidad. El pecho me dolía. Bueno, los pechos también pero en señal de que estoy en la semana previa, por eso estoy hinchada y con dolor de ovarios. Lindo cóctel ambulante era.
Tal vez por esto estoy más sensible que en otros momentos. Sumando que iba a ser la ultima sesión por los próximos casi 20 días. Muchas emociones juntas, como no iban a explotar.
Ante la clásica pregunta saludo, “Hola, ¿cómo estás?”, respondí con la tradicional respuesta “bien”. Pero apenas me senté en el sillón corregí la respuesta políticamente correcta, “¡No, no estoy bien!”, admití.
Por qué justo ahora me sentía así, hasta cuando subí en el ascensor, pensé que no aguantaba encerrada hasta el octavo piso, donde debía bajar.¿Qué demonios me estaba pasando? ¿Qué es lo qué hace sentirme tan angustiada? ¿Por qué? ¿A quién quise engañar? ¿A mi hermano o a mí? Acá tengo que retroceder unos días, un viernes después que se va una amiga que vino a casa, me dieron ganas de tomarme un gancia, y bailar libre por la casa. Así, que llamé a mi hermano menor y le pregunte si esa noche volvía a casa, me dijo que no que lo haría al día siguiente. Libre me entregue a lo que sentía, me quedé en ropa interior y con un vaso largo con el aperitivo me largue a hacer lo que quería. Después de haberme tomado dos vasos, me senté a ver Secretos en la Montaña, hasta que sono el maldito celular.
Era mi hermanito, el divino, que diablos quería ahora, le había pasado algo, no solo llamó para avisarme que estaba camino a casa con una amiga y su novia. No pude decirle que no viniera, es su casa.
Pero una bronca gigante salio de mi, y decidí intentar hacerlo sentir un poco mal, que se arrepintiera de haber vuelto. Planifique hasta el último detalle, sólo me falto un sahumerio o una vela aromática. Fui hasta el cajón de la mesita de luz y saque un preservativo lleno de polvo, elegí uno que me dieron en una campaña de lucha contra el SIDA, no me olvido que ya me había tomado dos vasos largos con gancia y estaba un poquito mareada.
Así que, abrí el globito, lo estiré como pude con el dedo, lo llene de agua, hasta lo sople, estaba totalmente loca. Luego le puse un poquito de leche, igual sabía que no iba a llegar tan lejos como tocarlo, y dejando que se viera lo suficiente, lo envolví mal en papel higiénico. Como ya había tirado la bolsa de basura, puse una totalmente vacía, que lo único que tenía era mi globito color rojo, después me di cuenta que faltaba un vaso para que mi plan este completo, así que me serví otro aperitivo en un segundo vaso. Fondo blanco.
Por último, eche desodorante de ambiento, ya que ni una maldita velita para el hornito tenía. Ya con todo el ambiente preparado, agarre a mi fiel perrita y la saque a dar una vuelta manzana, así cuando llegaran no estábamos ninguna. Tal cual, me salio redondito, abro la puerta, y ahí estaban. Lo primero que me dice, aclaro que entre con una sonrisa de oreja a oreja, “¿todo bien? hermanita”, y desde lo más profundo me sale responderle que si, todo bien hasta que llegaron.
Los salude, y me fui a la computadora, ahí encontré a una amiga, así que nos pusimos a chusmear, le conté todo lo que había hecho y nos matábamos de la risa.
Pero volviendo a la última pregunta, a quien quise engañar en realidad. Durante muchos años me autoengañé, fingí orgasmos, hasta creo que nunca me enamoré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario