LORO PARLANCHIN

Me encanto esa descripción de un chino que espero algún día conocer, no importa si debo cruzar océanos de movimiento, si tengo que escalar la mayor de las montañas en la fría noche, pero la oportunidad de ver cara a cara a una persona que me llama Loro Parlanchín lo merece.
Todo comenzo con una charla entre amigos, un joven correntino me cuenta que tenía que viajar a Brasil para encontrarse con este maestro espiritual que leía unas monedas de colores, entonces mediante el chat le pedí que las consultara por mi. Fue el momento en que le dije tres colores... azul, violeta y verde.
Unos días después me trae el resultado...
Azul... un océano en movimiento, siempre dispuesta al cambio.
Violeta... transformadora con la palabra, llena de profundidad.
Y ahí que encantada, la maravilla se presentaba ante mis ojos atónitos frente a la pantalla de la pequeña computadora... Verde... Loro Parlanchín!!!!
En pocos meses me toca viajar a la zona del litoral, justamente llevando un primer hijo creativa para presentar, además de todo este acontecimiento, no veo la hora de ir a ver a este viejo sabio.
La posibilidad de cruzar la frontera hizo que me pusiera las pilas y resolviera en menos de quince días la pérdida de mi identidad que me llevo años, bueno en realidad la sistemática desaparición de mis datos del documento nacional de identidad. Por eso este pequeño océano en continuo cambio, hizo todos los deberes para poner en regla sus papeles y así como cualquier otro loro poder viajar atraves del aire y llegar al país vecino.
El humor es mi esencia... pero es un asunto en verdad serio, sobretodo cuando mi amigo me termina contando que antes que él le diga los colores que habia elegido, me describio fisicamente sin haberme visto nunca.
Agosto se acerca... el viaje es posible... y sí, tambien soy una especie de Loro Parlanchín dispuesta a llegar hasta Brasil.