Aguas Internas

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miércoles, 19 de mayo de 2010

SIN GENERO

Dany, era un ser humano que transitaba por la vida, trabajaba, estudiaba abogacía, tenía amigos, y otra persona a quien le decía "amor".
Sus días transcurrían dentro de los parámetros "normales" para la sociedad a la que pertenecía. Aunque dentro suyo algo no andaba bien, sentía que cierto agujero negro formaba parte de su ser.
Su corazón latía, pero no vibraba; respiraba automaticamente, pero no disfrutaba de los aromas de la vida; miraba, pero no veía. Sus signos vitales funcionaban, pero estaba en medio de un vacío sin sentido. Sin darse cuenta, había perdido la brújula, el contacto consigo, con su ser interior. Padecía de la vida.
Una mañana al abrir sus ojos, sintió que algo se quebraba, que un final había llegado a su vida. No entendía lo que estaba pasando, pero se dio cuenta que su "amor" molestaba; que la formación estructurada de sus estudios le generaban cierta confrontación sin expectativas.
Ese mismo día, Dany, le comunicó al mundo cercano que pateaba el tablero; le dijo chau a ese "amor", no siguió adelante con esa carrera que lo llevaba a una profesión que no sentía propia; y el cambio de trabajo, fue una bocanada de aire, ya que sentía que moría, ya no soportaba la rutina.
Todo formaba parte de un salto, que en ese momento no se veía con claridad, pero que iba a transformar su vida. Dejaba de padecerla, y comenzaba a sufrirla. Era el principio de un cambio de actitud.
Sentía que se había sentado en el padecimiento, y dejado que actuara, en cambio ahora se disponía a vivir en acción, y el sufrir es mas activo. Dany, sabia que ya no podía estar sin acción, y vio al sufrimiento como un disparador para activar su búsqueda.
La vida de Dany fue cambiando de color, comenzó a recorrer caminos impensados, a vivir aventuras que nunca se había imaginado capaz de realizar.
Sin querer había abierto los fluidos canales creativos, que comenzaron a iluminar este nuevo camino, así fue que Dany dejó que su sangre fluya, con un cuaderno viejo comenzaron a salir las primeras palabras. Luego se reencontró con el dibujo, que había sido abandonado en la niñez.
Por momento cerraba los ojos y sentía las caricias de la naturaleza, eran momentos de contacto y disfrute de esos pequeños grandes detalles de la vida. Mientras caminaba por la ciudad, observaba los árboles implantados en la vereda, entre cemento, escuchaba el sonido de sus hojas movidas por la brisa del tiempo.
Sentía los diferentes aromas que emanaban de viviendas, comercios, de la ciudad misma, y que con cada paso cambiaban. no eran los mismos según las cuadras, y los horarios también los diferenciaban.
Gracias al paso del tiempo, pudo transformar su sentir, ya no llevaba una mochila pesada, que dificultaba su andar, si no que se dio cuenta que los momentos son experiencias, lecciones tan simples como complejas.
Adquirió, sin dramatismo y asimilándolo, el concepto natural del final. Para que se avance, se desarrolle, Dany, entendió que algo debe morir. Como en un ciclo espiralado, a la muerte le sigue la vida, pero en un diferente lugar.
Con esta apertura de conciencia, Dany, recorrió, transitó, encontró un nuevo sentido a su vida. Era un camino que ya no podía desandar. No era una cuestión de signos vitales, sino de energías esenciales.
Conoció el placer, por el placer mismo, y luego de disfrutarlo por un tiempo, decidió que no le pertenecía el modo, que le resultaba insatisfactorio en el fondo, que tenía que buscar algo más profundo.
Lo superficial no le llamó la atención, como para quedarse. Aunque sabia que, no todo puede ser profundo ni completamente superficial, encontrar los propios puntos medios, esas mixturas equilibrantes, resultaban ser un desafío para Dany.
Un día, descubrió la cantidad de diferentes máscaras que cubrían su rostro, con el tiempo las fue conociendo, y así comenzó a quitarlas. Hasta que una mañana frente al espejo, Dany, pudo ver el brillo de sus ojos, su cara sonriente y satisfecha, y como una luz poderosa pudo decir... "POR FIN, AMO LA VIDA".-

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